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						Todas los destinos de pesca en el mundo tienen un río 
						que los identifica, un lugar tan único, particular y 
						especial, que es imposible que pase inadvertido para los 
						pescadores. Estos lugares son, por lo general, la razón 
						por la cual se llevan adelante muchos de nuestros viajes de 
						pesca, y en algunos casos, la única razón para hacer una 
						travesía de pesca.  Qué sería de Montana (USA) sin el 
						río Misuri;  Southland (Nueva Zelanda) sin el río Mataura; Tierra del Fuego 
						( Argentina) sin el río 
						Grande;  o Puerto Montt (Chile) sin del río Petrohue.  Así como los anteriores, el río Simpson es 
						uno de los más importantes y significativos para la 
						pesca en la región de Aysén, en la Patagonia de Chile; y 
						quizás,  el gran heraldo que identifica la pesca en las 
						aguas de la zona de Coyhaique.  El Simpson, más que 
						un río de truchas, es el crisol donde se forjan, y el que 
						reúne todas las condiciones de un lugar sin igual, para 
						le pesca de truchas marrones, arcoiris 
						y algunos de los salmones migratorios más impresionantes 
						de la Patagonia Austral.  
						
						    Pocos ríos tiene un 
						carácter tan simbólico para una región como lo es el 
						Simpson. Este río, en su avance por las pampas 
						patagónicas, en el 
						valle central, cruza por la ciudad de Coyhaique, y es el 
						que mantiene siempre en alto las expectativas de  
						todos los pescadores que llegan hasta la región de Aysén. 
						El nacimiento del río Simpson se localiza en la zona subandina oriental, sector limítrofe 
						entre Chile y Argentina, lugar donde surgen la mayoría de los 
						cursos de aguas menores que darán forma y cuerpo al río Simpson, una vez que estos se reúnen, en su avance hacia 
						el océano Pacífico. Algunos de sus principales afluentes 
						son el río Huemules, río Blanco, río Póllux, río Oscuro, 
						río Blanco Chico, río Baguales y río Claro, entre varios 
						otros.  Esta intrincada red de arroyos se soportan, 
						además, 
						por un rico sistema lacustre, dentro de los cuales se 
						incluyen a los lagos Póllux, Frío y Cástor, todos lagos 
						de origen glaciar, los que desaguan por el río Póllux, para llegar finalmente a nutrir las  
						fértiles aguas del río Simpson. 
						     
						De Este a Oeste, el río Simpson cambia radicalmente en 
						estructura y biodiversidad, generando tres sectores con 
						paisajes muy característicos y diferentes uno del otro. 
						En su extremo Este, hacia el poblado de Balmaceda, el 
						río corre entre pampas y praderas, lo que se considera 
						una zona de estepa magallánica, y donde no existen 
						grandes rápidos. Aquí el río corre en un torrente 
						continuo, formando varios pozones, correderas y rifles. 
						Las orillas del río están bien encausadas y en ellas crecen 
						muchos sauces, que colaboran para generar un entorno de 
						increíble belleza.  El sector esta bajo la 
						influencia de un clima de estepa frío. La vegetación 
						aquí está compuesta principalmente por gramíneas, que 
						crecen en champas, como lo son las Festuca gracilita o 
						"coirón".  También se encuentran arbustos menores, 
						como lo son la "zarcilla" (Berberis empetrifolia); 
						el "calafate"  (Berberis microphylla); la "mata verde" (Chiliotrichium 
						diffusum); y el "brecillo" (Baccharis magellanica y Empetru 
						rubrum).  Aquí la fauna es muy variada, por lo que 
						siempre se han de divisar zorros, caiquenes y 
						todo tipo de aves rapaces, como águilas y aguiluchos.    
						 
						     
						La zona intermedia del río Simpson experimenta un 
						quiebre en su geografía, y por lo mismo, aquí se forman 
						los primeros rápidos importantes del río. En este sector, 
						las aguas del Simpson pasan por la ciudad de Coyhaique, 
						para continuar su recorrido por un largo cañón, entre 
						cerros de mediana altura, e importante vegetación, pero 
						también rala.  Este sector es conocido como el 
						cañón del río Simpson.  Esta sección es de una 
						amplia belleza y sus aguas dan para elucubrar todo tipo 
						escenas a los pescadores que lo miran a la distancia; 
						sobre todo porque, pese a su cercanía con la ciudad de 
						Coyhaique, el lugar cuenta con poca presión de pesca, ya 
						que el acceso no es tan fácil.  Aquí proliferan los 
						bosques magallánicos caducifolio, donde crecen especies 
						como las "lengas" (Nothofagus pumilio) y los "nirres" (Nothofagus 
						antártica), los que suelen estar acompañados por coihue, 
						canelo, ciprés de las Guaitecas, así como por numerosos 
						arbustos y hierbas. 
						     
						En el último tramo del Simpson, en el sector Oeste, el río 
						toma un gran caudal y corre por un terreno mucho más 
						abrupto y quebrado.  Aquí la pesca de vadeo es 
						limitada y las embarcaciones para flotadas son una 
						necesidad imperiosa.  Las aguas del río son 
						rápidas, frías y muy oxigenadas. El lugar está rodeado 
						de un bosque magallánico, siempre verde magnífico, el que 
						prolifera gracias a las abundantes precipitaciones que 
						se registran en este sector, y las 
						que superan los 2.000 milímetros al año.  Las 
						especies dominantes aquí son los "coigue de Magallanes" 
						(Nothofagus betuloides); "canelos" (Drimys winteri); "lenga 
						dura" (Maytenus magellanica); "ciprés de las Guaitecas" 
						ciprés (Pilgerodendron uvifera);  "ciprés de la 
						cordillera" (Austrocedrus chilensis); y "Arrayanes" 
						(Luma apiculada).  En este bosque también se 
						desarrollan gran cantidad de musgos, líquenes y 
						helechos; además de arbustos, tales como "cheila" (Berberis 
						ilicifolia); "calafate" (Berberis microphylla); 
						"chilcos" (Fuchsia magallánica); y "zarzaparrilla" (Ribes 
						magellanicum) 
						     
						El río Simpson es todo esto y mucho más, ya que en sus 
						88 kilómetros de largo, y con una superficie que supera 
						los 3.700 kilómetros cuadrados, resulta una cuenca 
						imponente, donde la pesca con mosca seca ofrece capturas 
						de truchas marrones y arcoiris en tallas que van entre 
						las 10 y 24 pulgadas; mientras que la pesca con ninfa 
						entrega abundantes capturas de truchas, con tallas que 
						van entre los 10 y los 26 pulgadas; pero si usted es un 
						fanático de los streamers, este río puede dar sorpresas 
						que sobrepasan las 26 pulgadas de trucha salvaje;  
						mientras que las tallas de salmones King o Chinook 
						varían entre los 10 y hasta los 30, y más,  kilogramos. 
						     
						El Simpson es uno de esos ríos que concentran todos los 
						elementos, para que la población de truchas prolifere y 
						se multiplique, como en el mejor de los ríos salvajes.  
						La vida subacuática es la clave de esta cadena 
						alimenticia, que soporta la vida de las truchas.  
						En el río abundan las Mayflies, Caddis, Midges y Stoneflies, 
						así como pequeños crustáceos y caracoles.  Los 
						desbordes de sus aguas aportan con más nutrientes para 
						los peces, los que generalmente están compuestos por 
						lombrices y larvas de coleópteros de origen terrestre. 
						Las praderas que rodean el río son un banco de recursos 
						y calorías para las truchas, proveyendo insectos 
						terrestres como saltamontes, hormigas y pequeños 
						escarabajos.  Los bosques patagónicos son otros de 
						los almacenes de buena comida para las truchas, ya que 
						aquí se desarrollan grandes escarabajos, como los 
						ciervos voladores o "cantarias", que las truchas  
						buscan en forma constante cerca de las orillas, y las 
						que no trepidan en atacar, una vez que han llegado al 
						agua producto de su vuelo errático, los empujones en sus 
						rituales de apareamiento, o simplemente arrastrados por 
						el viento mientras se desplazan por las ramas de los 
						árboles.   
						Otro de los buenos recursos de nutrientes para las 
						truchas llega del mar, y está compuesto por las ovas de 
						los salmones chinooks, que llegan a desovar al río 
						Simpson, y claro, los alevines que surgirán después de 
						estos frezaderos.   
						     
						En su conjunto, esta es una cadena compleja en 
						perfecto equilibrio, y la que fertiliza los 88 kilómetros de 
						río, favoreciendo una población de truchas de 
						incalculable belleza y altamente combativas, muy difícil 
						de igualar o encontrar en otros ríos de la Patagonia 
						Austral. 
						     
						En cualquier condición, la pesca de truchas en el río Simpson 
						la puede efectuar con una caña del N° 5.  Las 
						líneas de flotes son de gran importancia para pescar con 
						mosca seca, pequeñas imitaciones de emergentes, e 
						incluso, todo tipo de streamers.  Las líneas de 
						hundimiento son una buena opción para pescar en 
						condiciones de aguas altas, en principios de temporada, o cuando las aguas del río 
						se enturbian, producto de fuertes lluvias o deshielos.  
						     
						Una de las estrategias que más rinde frutos en estas 
						aguas, es la pesca con Dropper, presentación de una 
						mosca seca en la superficie con una pequeña ninfa, 
						colgando del dry pattern.  Una de las combinaciones 
						que siempre rinde frutos es una Dry PMX con un Copper John, como ninfa colgante.  Otra 
						combinación muy rendidora, es utilizar un pequeño 
						escarabajo en foam, como un Fat Albert, seguida de un Bead Head Pheasant Tail;  o una Dry Stimulator, 
						seguida de un Bead Head Prince.   También 
						puede intentar sus propias armadas de un Dropper, las 
						posibilidades son infinitas y con un poco de constancia, 
						es seguro que logrará una de su completo agrado y 
						productividad. 
						     
						El Simpson es por lejos, uno de los ríos más alucinantes 
						de la Patagonia Occidental, y quizás una de las aguas 
						que más caracteriza la pesca en la zona de Coyhaique.  
						Pescar en el río Simpson, también es una oportunidad para 
						conocer y maravillarse de una geografía alucinante, en 
						constante transformación, y donde las truchas, así como 
						los salmones, vienen a completar la excusa perfecta para 
						sumergirse y profundizar en uno de los rincones más 
						increíbles, que nos regala la Patagonia en el sur de 
						Chile.   
						
						¡¡ 
						Buena pesca y líneas tensas y apretadas para todos !! 
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